La utilización de biomasa para la producción de calor es la fuente de energía más antigua y viene acompañando al hombre desde su origen, en esta tierra utilizada desde siempre en forma de carbón vegetal proveniente de las tradicionales carboneras, para ferrerías o de leña en los hogares. Ha sido y sigue siendo una forma tradicional de usar la energía renovable.
La combustión de biomasa en forma de Pelets, astillas o leña, en calderas de calefacción y agua caliente tiene las ventajas propias de las renovables y está en auge en toda Europa debido al alza de los precios del gasóleo y a la preocupación medioambiental que causa el desabastecimiento de los combustibles fósiles.
En los últimos 20 años las calderas de biomasa han reducido en un 99% las emisiones de CO y aumentado el rendimiento de un 60% a un 92%. Se ha automatizado el encendido, la limpieza y extracción de cenizas, y modulan la potencia según la demanda.
El fundamental la elección de un equipo de calidad suficiente, así como una instalación profesional. Una adecuada instalación y mantenimiento de la caldera de biomasa prolongará la vida útil de la misma más allá de los 15 años, durante los cuales habrá ahorrado el consumo proporcional de miles de litros de gasóleo o m3 de gas, y evitado la emisión de cientos de toneladas de CO2.
El consumo de biomasa en forma de pelets permite su manejo en sistemas de alimentación automática y tiene una alta densidad energética, lo que disminuye su coste de almacenamiento y transporte. Puede conservarse durante largos periodos.
El combustible tiene un origen diverso:
- de residuos agroalimentarios, cáscara de almendra, orujillos, pepitas.
- de residuos de la industria de la madera, serrines, cortezas o cortas.
- forestales de limpias, clareos y podas.
- agrícola de poda de origen leñoso o de cultivos herbáceos, maíz, paja de cereal,etc.
Se considera que existe un balance neutro entre la generación de CO2 y la absorción de mismo por la material vegetal en su crecimiento, y puede considerarse casi nula, descontando la producida en la fabricación de los equipos de combustión.
De los objetivos marcados para 2020 para el conjunto de las EERR, la biomasa alcanza el 42%, y su papel es fundamental para alcanzar los objetivos en los sectores de calefacción y refrigeración.